La INTERPOL denuncia la realidad del fraude alimentario
Recientemente la INTERPOL (Organización Internacional de Política Criminal) y la EUROPOL (Organización Europea de Política), han elaborado conjuntamente un informe en el que se presentan los resultados operacionales de la operación OPSON V, así como todas las actividades relacionadas desarrolladas en este marco. Como en informes anteriores, se busca evaluar la amenaza del fraude alimentario sobre la base de los resultados reportados por los países participantes. El informe, que recoge concretamente el fraude alimentario desde noviembre de 2015 hasta el mes de febrero de 2016, se ha realizado a partir de los controles efectuados en tiendas, mercados, aeropuertos, puertos marítimos y polígonos industriales y se ha hecho efectivo a partir del apoyo de aduanas, policía y organismos reguladores nacionales de alimentos entre otros. Además, el informe también incluye recomendaciones para el futuro de la iniciativa.
La Operación OPSON I comenzó en 2011 con diez países participantes, exclusivamente Estados miembros europeos. Desarrollado en 2015 y principios de 2016, OPSON V abarcó a 57 países de todos los continentes, y 21 empresas privadas o asociaciones. En total, desde la primera fase operativa, se han incautado o retirado de los mercados 31.302 toneladas y 3.056.505 litros cuadrados de productos falsos y de calidad inferior. En todos los casos, eran productos engañosos para los consumidores y, a menudo, impropios para el consumo humano. Al mismo tiempo, y gracias a esta investigación, se han desarrollado investigaciones transfronterizas y se han desmantelado redes criminales implicadas en la producción y distribución de productos alimenticios ilícitos.
Desde su inicio, la Operación OPSON estableció objetivos claros consistentes en:
– protección de la salud pública;
– luchar contra los grupos del crimen organizado implicados en el comercio de alimentos falsificados y de calidad inferior;
– mejorar la cooperación internacional;
– mejorar la cooperación nacional entre las LEA3 y los organismos reguladores de los alimentos; y
– mejorar la cooperación con los socios privados de la industria de alimentos y bebidas.
Para este informe se han realizado 4.054 inspecciones para analizar hasta 11.000 tonas de comida y casi un 1,5 millones de litros de bebida, concluyendo a un total 3.567 de casos administrativos y criminales iniciados, otros 1.1793 casos sospechosos y hasta 41 arrestos.
A continuación vemos un diagrama del tipo de infracciones detectadas y su porcentaje respecto a los otros casos:
Pero, concretamente ¿de qué tratan estas infracciones? A continuación vemos algunos de los casos denunciados por el informe:
En Italia, el Cuerpo Forestal Estatal incautó más de 85 toneladas de aceitunas coloreadas con sulfato de cobre, reportó 19 personas a la Autoridad Judicial y registró 26 denuncias como resultado de la operación «Olivos pintados» dentro de una campaña de controles extraordinarios sobre aceitunas de mesa verdes. Los presuntos autores se enfrentan a cargos criminales por el uso fraudulento de aditivos prohibidos, la venta de alimentos no genuinos como si fueran auténticos, la posesión por el comercio malicioso de productos alimenticios peligrosos para la salud pública, además de las altas sanciones administrativas monetarias. Se identificó un nuevo modus operandi: las aceitunas se sumergen en soluciones concentradas de sulfato de cobre, es decir, se «pintan» (como dicen los defraudadores en jerga) para obtener un color verde intenso que hace que el producto sea más atractivo para los consumidores. La concentración de sulfato de cobre presente en las muestras era el doble del límite legal. El sulfato de cobre sólo puede utilizarse para prácticas agrícolas. El trato ilícito tiene dos ventajas para los estafadores: obtener un color mucho más intenso y uniforme en todas las frutas y reciclar las aceitunas producidas en años anteriores que habían perdido su color original.
En el caso de Dinamarca, el Escuadrón Volador de la Administración Veterinaria y Alimentaria realizó pruebas en varias muestras de miel y en una compañía descubrió 62 toneladas de miel adulterada. El producto final, destinado a ser vendido en tiendas danesas, resultó en una mezcla de miel de diferentes orígenes, incluido el chino, cuando las etiquetas indicaban su origen en la UE. También contenía azúcar añadido. Los procedimientos legales están en curso, pero los bienes han sido incautados. La empresa informó a sus clientes que los productos ya vendidos no podían ser calificados y revendidos como miel.
Entre muchos otros casos, también destaca el de Alemania. Para su primera participación oficial en OPSON, Alemania se centró en el comercio de pescado y el riesgo de sustitución de especies. La operación fue coordinada por la Oficina Federal de Protección al Consumidor y Seguridad Alimentaria. Las autoridades de seguridad alimentaria de Baviera, Hamburgo, Hesse y Turingia han seguido de cerca las importaciones y, en general, el comercio de pescado asiático. Como ejemplo, el pargo (Lutjanus malabaricus) y la anguila japonesa (Anguilla japonica), ambas especies caras, pueden ser reemplazados fácilmente por pescados más baratos, como la perca de mar (Sebastes norvegicus) y la anguila europea (Anguilla Anguilla) respectivamente. Además, esta última es una especie protegida de acuerdo con la Convención sobre el Comercio Internacional de especies amenazadas (Convención CITES). Las posibles infracciones van desde el engaño de los consumidores hasta los delitos ambientales. Los controles efectuados por las autoridades alemanas no revelaron prácticas de mala declaración o etiquetado erróneo, sino que llevaron a la incautación de 2.3 toneladas de pargo que contenía un alto nivel de ciguatoxina (sustancia tóxica), lo que demuestra que también está en juego la salud de los consumidores.