La Agencia Europea de Medicamentos recomendó la retirada de todas las autorizaciones de comercialización para los medicamentos veterinarios con óxido de zinc destinados a los animales productores de alimentos
Otras consecuencias, pero esta vez dañinas, que puede tener el zinc es que puede afectar a la flora intestinal y promover la propagación de la resistencia a los antibióticos. También se ha probado que administrar óxido de zinc a los lechones recién destetados en dosis de 3.000 ppm (partes por millón) durante largos periodos de tiempo (unas cuatro semanas) puede tener efectos perjudiciales para su crecimiento.
También se ha demostrado que en dosis altas el zinc causa preocupaciones ambientales, lo que ha llevado a la Comunidad Europea a recomendar su reducción. Esta sustancia, en dosis altas, puede llegar al medio ambiente a través de los purines de los animales, lo que supone un importante riesgo de contaminación ambiental porque es un metal pesado.
Ahora, la Comisión Europea, a instancias del CVMP tiene previsto iniciar una consulta con todas las partes afectadas para analizar la recomendación de retirar la autorización de comercializar medicamentos veterinarios con óxido de zinc destinados a los animales productores de alimentos.
Uso racional de medicamentos veterinarios
La prevención y control de las enfermedades animales pasa, en muchos casos, por el uso de productos veterinarios, entre los que se incluyen la vacunación y los medicamentos. La lucha contra bacterias, virus, parásitos y otros patógenos en sanidad y bienestar animal implica en ocasiones el empleo de estas sustancias, que deben contar con la autorización correspondiente. Su utilización, por tanto, debe estar estrictamente enmarcada, según la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), a controles estrictos que impidan que «los riesgos derivados de su uso sean más importantes que los beneficios». Solo un empleo racional y adecuado de los productos veterinarios, a favor de la sanidad animal, contribuirá a mejorar la seguridad y la inocuidad alimentarias. Por el contrario, una utilización irresponsable de estos productos veterinarios puede tener «consecuencias nefastas no solo para la salud animal sino también para la salud pública».
Por ello, los controles y las condiciones de uso de los productos veterinarios en los animales destinados al consumo y la evaluación de los riesgos de residuos en los productos de consumo derivados de los animales son muy estrictos. En los últimos años, uno de los problemas a los que se ha tenido que hacer frente es a la resistencia a los agentes antimicrobianos, provocado por el empleo excesivo de antibióticos, tanto en sanidad animal como vegetal. El problema es que tratamientos utilizados que eran efectivos reciben cada vez más resistencia y, por tanto, los microorganismos patógenos son cada vez más fuertes.
La OIE cuenta con una lista de los agentes antimicrobianos importantes para la medicina veterinaria y anima a hacer un «uso responsable y prudente de los antimicrobianos en los animales terrestres, de manera que se preserve su eficacia terapéutica y se puedan seguir usando sin riesgos ni para los animales ni para el hombre».
Fuente de información: http://www.consumer.es/seguridad-alimentaria/sociedad-y-consumo/2017/01/12/224830.php#sthash.vZZXkyiB.dpuf