La mezcla de algunos productos de limpieza puede ser altamente peligrosa. ¿Cuáles no pueden mezclarse?

Hay productos de limpieza que son incompatibles entre ellos, que no podemos mezclarlos porque podríamos causar una reacción química peligrosa.

Y es que aunque pueda sorprender, los accidentes con productos de limpieza domésticos representan una de las primeras causas de consultas en el Servicio de Información Toxicológica (SIT) según informa el Gobern Español.

Pero, ¿cuáles son estas mezclas prohibidas?

  1. Lejía y amoniaco. Su combinación produce un gas llamado cloramina. Su inhalación puede causar daños severos en el sistema respiratorio, además de ardor en los ojos.
  2. Alcohol gel y Lejía. Su mezcla produce cloroformo y ácido clorhídrico, ambos muy tóxicos. Inhalar sus vapores puede producir daños en ojos, piel, pulmones, riñones, hígado y sistema nervioso.
  3. Lejía y vinagre. Su mezcla produce gas cloro. Puede provocar quemaduras graves en los ojos y en las vías respiratorias.
  4. Bicarbonato y vinagre. Pueden causar una explosión si los mezclas en un recipiente cerrado.
  5. Vinagre y agua oxigenada. Generan ácido paracético que, en concentraciones altas, irrita y daña la piel, ojos, garganta, nariz y pulmones.
  6. Lejía y agua oxigenada. Forman cloratos o percloratos, que pueden provocar una explosión.
  7. Lejía y agua caliente. Si se diluye lejía en agua caliente, se evapora el cloro y ya no desinfecta, generándose emanaciones que pueden causar intoxicación e irritación de las mucosas.
  8. Lejía y lavavajillas. Produce gas cloro, que puede causar problemas respiratorios y oculares

¿Cómo prevenir la intoxicación con productos de limpieza?

Con el fin de evitar posibles confusiones, no deben traspasarse productos de limpieza a envases que hayan sido de productos comestibles o bebidas. Guarde siempre estos productos en sus envases originales.
Colocar los productos destinados a la limpieza en un lugar seguro, siempre lo mismo y lejos del lugar donde se coma o donde se almacenen alimentos así como fuera del alcance de los niños y niñas.
Como norma general, no mezclar nunca productos de limpieza salvo mezclas permitidos por los propios fabricantes.
Es necesario leer y respetar las instrucciones de uso indicadas en las etiquetas de los productos de limpieza y lavarse las manos después de utilizarlos.
Ventile bien la estancia donde se realizan tareas de limpieza, ya que respirar los vapores de algunos productos puede provocar intoxicaciones.
No abra los envases con la boca. Si se ingiere algún producto, consulte al Servicio de Información Toxicológica (91 562 04 20), al 112, o acuda a un centro sanitario.
No probar ni inhalar directamente de los envases que puedan contener productos de limpieza para comprobar su composición.
Usar los EPI recomendados (guantes, gafas, ropa de trabajo, etc…) para utilizar productos de limpieza e tener cuidado con posibles salpicaduras en los ojos.

Y en caso de intoxicación, ¿cómo debemos actuar?

Es importante tener claro este principio: es necesario tratar al paciente y no al tóxico y consultar al SIT antes de adoptar cualquier medida. La mayoría de los pacientes no necesitará tratamiento. Sin embargo, también es muy importante conocer qué medidas están contraindicadas. A continuación hacemos una lista de las recomendaciones del Gobierno:

Cuando se produce la ingesta de un producto de limpieza con tensioactivos/agentes espumógenos:

  • Ingestas escasas: antiespumantes como aceite, una cucharadita, y líquidos como agua o leche, uno o medio vaso ingerido a pequeños sorbos.
  • Ingestos altos: valoración en urgencias.
  • No provocar el vómito ni realizar lavado gástrico.

Cuando se produce la ingestión de una lejía:

  • Ingestas pequeñas: evitar el vómito. Líquidos albuminosos (un vaso de agua o leche más clara de huevo batida).
  • No provocar el vómito ni realizar lavado gástrico.

Cuando se ingiere un cáustico:

  • Retirar con gasa los restos de la boca, no deglutirlos. No da nada por boca.
  • Podría ser beneficioso dar agua o leche en los primeros minutos sin forzar la ingestión.
  • No inducir el vómito. Tampoco realizar un lavado gástrico ni dar carbón activado.
  • No intente neutralizar con zumos, bicarbonato, vinagre, etc., porque se producen reacciones exotérmicas -se libera calor-, lo que aumenta el daño.

Si se derrama un cáustico o un irritante sobre la piel:

  • Retirar ropa, joyas, etc., que actúen como reservorio del producto.
  • Eliminar las partículas sólidas.
  • Lavado inmediato con agua durante 20-30 minutos. En ocasiones pueden ser necesarios lavados más prolongados. En caso de contacto con cáusticos especiales (fluorhídrico, fósforo), de uso profesional, el manejo es más especializado.
  • No utilizar antídotos químicos, es decir, sustancias para “neutralizar” el corrosivo o cáustico, como el zumo de limón, el bicarbonato, etc. porque se producen reacciones exotérmicas que agradecen la quemadura.
  • Evitar la autoexposición a la persona que esté realizando la descontaminación o lavados. Tendrá que llevar guantes, máscaras, gafas, etc. y empleará un chorro de agua a baja presión.

Si se hace una salpicadura sobre los ojos:

  • Retire las lentes de contacto.
  • Lavado con agua o suero fisiológico, retrayendo bien el párpado, durante 10-20 minutos o incluso más tiempo en función del producto.
  • Cubrir los ojos con un apósito estéril y acudir a ellos urgencias.

Si se inhalan vapores tóxicos:

  • Retire el sujeto de la zona evitando la contaminación secundaria (es decir, la exposición a los rescatadores).
  • Ventilación y oxigenación. Ambiente húmedo.
  • Buena hidratación.
  • Acudir a urgencias (radiografía, tratamiento sintomático).